La decisión de contratar a un arborista no debe tomarse a la ligera.
El cuidado adecuado de los árboles es una inversión que puede rendir ganancias sustanciales en un futuro. Los árboles bien cuidados son atractivos y pueden añadir un valor considerable a su propiedad.
Un arborista es aquel profesional que lleva a cabo tareas de mantenimiento en arbolado urbano -público y privado- teniendo en cuenta el estado de salud del propio árbol y la seguridad de los medios humanos y materiales que lo rodean, con el objetivo de mantener un patrimonio arbóreo bello, sano y seguro.
Este tipo de tarea exige un dominio de las técnicas de poda, sustentación y tala de árboles ornamentales, unas competencias generales en arboricultura y un conocimiento de las técnicas de acceso a los árboles, respetando y haciendo cumplir en todo momento la seguridad en el trabajo.
Su formación debe abarcar los campos de la arboricultura en general, biología, y mecánica (estática de los árboles), y debe ser conocedor de los riesgos de los árboles en las ciudades y otros lugares donde puedan suponer un peligro.
Además, debe tener conocimientos relacionados con materias de protección colectiva y personal, con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, con la salud laboral, así como con los principios de balizamiento de las zonas de trabajo y de las calzadas destinadas a vehículos.
El trabajo sobre los árboles requiere una elevada cualificación técnica y física, así como un entrenamiento especial y exhaustivo en las diversas técnicas que se desarrollan, sobre todo en lo referente a la seguridad laboral.